Comencé 2019 en el útero de la Pachamama

Diciembre suele ser a nivel personal un mes de sensibilidad a flor de piel. Lejos de la mitad de mi gente querida, lejos del calor, del aroma a jazmín… las Fiestas en el Hemisferio Norte se me transforman en una pesada carga emocional donde el luminoso paisaje navideño se me hace ajeno. En este contexto se me presentó la oportunidad de comenzar 2019 de una forma diferente, un comienzo lejos de todo y de todos pero muy cerca de mí misma, mi primer Temazcalli.

Mis únicas referencias sobre éste baño a vapor del México prehispánico habían sido algunos pasajes de libros y comentarios de amigos.

Y ahí estaba yo, con otras 16 almas que ése 31 de diciembre estaban lejos de sus hogares o de sí mismos. Fuimos guiados por una pareja de madrileños que viven en Mallorca hace más de 25 años y que aprendieron el ritual en el país norteamericano (sí, México está en América del Norte).

¿Qué es?

Materialmente un temazcal (del náhuatl temazcalli, ‘casa donde se suda’, de temaz, ‘sudor’, y calli, ‘casa’) es un baño de vapor empleado en la medicina tradicional y la cotidianidad de los pueblos del centro de México.

Es como un pequeño horno con una cavidad en el medio donde se colocan las piedras al rojo vivo para posteriormente ser rociadas con agua y hierbas aromáticas, a fin de generar un intenso pero agradable vapor.

Espiritualmente representa el útero de la Madre Tierra, un espacio de sanación donde los 4 elementos (agua, tierra, aire y fuego) nos limpian física y espiritualmente para volver a nacer.

¿Qué me ha pasado?

Hay muchas formas de realizar el ritual pero mi experiencia comenzó en torno a una gran fogata.  En ronda agradecimos a los guardianes de los 4 puntos cardinales y esperamos que las piedras se pusieran completamente rojas, nos purificaron  y entramos al Temazcal.

Debo confesar que a pesar de mi sensibilidad soy muy escéptica y que mi único temor era sentir claustrofobia. Ante mi miedo el Guía me dijo: “El cuerpo lo resiste todo, es la mente la que nos limita. Deja la mente fuera y cuando salgas la recuperas, si quieres y si aún te sirve. Tal vez decides dejarla y comenzar una nueva”. Y eso hice.

Me arrodillé frente a la entrada, puse la frente en el suelo, pedí permiso para entrar y me sumergí en la experiencia diciendo: “Por todas mis relaciones”.

Entré entonces a un espacio donde se conecta la Tierra, que nos acoge y el Cosmos, de dónde venimos. Allí intentamos soltar lo que no necesitamos para que el Fuego lo transforme, compartimos la respiración, palabra y cantos a través del Aire, nos limpiamos con el Agua que recorre nuestro cuerpo a través del sudor y en contacto permanente con la Tierra.

El Temazcal se llenó de vapor en donde flotaba el agradecimiento, el perdón y la alegría. Personalmente entré en conexión con mi existencia pero lo más fuerte es que me sentí parte de la tierra y como jamás había experimentado todo me llevo a mi útero.

Conecté con mi útero, con mi propio hornito de vida y una vez más, pero desde otra perspectiva, me sentí sumamente agradecida por su fruto. Visualicé la gestación de la vida de mi hijo y lo sentí nuevamente creciendo en mi interior y a mi misma volviéndome a crear.

Así como mis antepasados me pensaron yo he pensado en mi descendencia y su conexión con la Tierra y el Cosmos.

Habremos estado dos horas dentro del Temazcal, salí liviana y muy agradecida por la oportunidad de vivir y amar. Ha sido presionar un botón de reinicio para el nuevo año.

Y con la mosca detrás de la oreja porque deseo volver a vivir la experiencia pero esta vez con las plantas de los pies apoyadas en tierra latinoamericana.

¡Disfruta de 2019 soltando y aceptando!

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Otras estructuras de Temazcallis que se suelen cubrir completamente de mantas.

Si deseas saber detalles sobre el ritual en México este video es muy interesante: https://www.youtube.com/watch?v=eA8m7VByogY

www.noeliacedres.com

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